jueves, 22 de septiembre de 2016

Día 22 - Pedrata

Ei. ¿Qué tal van esas expectativas? ¿Bien, mal? ¿Confiáis, no confiáis?

Va, vamos a ser sinceros. No ha pasado nada de lo que comenté ayer que iba a pasar. Pero bueno, tampoco hagamos un drama. Pensad que esta es la primera vez os decepciono. ¿En serio es la primera? Que sí, que sí, ya sé que parece increíble, yo también me sorprendo. Pero es la primera, pensadlo un momento.

Primer parón allá por el día nueve. Todos pensábamos que a la vuelta del fin de semana ya me habría cansado de este blog. Y de repente, ¡bum!, día trece, Locura.

Y más tarde aún, día seis. Sí amigos, todos recordamos el día seis. Bua, esto ya se ha muerto. Bua, el día seis es una mierda. Y de repente, ¡bum!, día siete, Fenix. El puto Fenix en llamas en nuestras caras.

Y qué me decís del especial de Negoción. Que si lo ha hecho mejor que tú, que si te ha puesto el listón muy alto... Y de repente, ¡kabúm!, día diecinueve, Interferencias. Bueno, ahora que lo pienso Interferencias no fue tan bueno. De hecho fue una mierda. Os pido perdón por Interferencias, no sé en que estaba pensando con eso de "el carácter se forja los domingos por la tarde". Nosotros queremos filosofía de la buena, de la que hace que te claves filos en el vientre. Eso sí que es potente. Los cursillos de psicología deberían llamarse "como afrontar el horror". Ya basta de eufemismo, señores psicólogos. Que si gestión de las emociones, que sí tratar con la ansiedad, que sí relaciones de pareja sanas. Ya basta, por favor, ya basta. Gestión del horror es lo que la gente está pidiendo, y no os dais cuenta. Si yo fuera psicólogo estaría cubierto de oro. O en la cárcel, probablemente.

En fin, esto es una buena introducción, sí señor. Ahora todo es cuesta abajo, eh. Ya os he decepcionado al principio, para qué disimular.

Acaba de llegar Veganón. Me ha dado un poco de té con limón y he bajado un poco a la tierra. A veces me sorprendo a mí mismo escribiendo esto, eh. No sé, estoy fatal. Le he comentado que una de las bombillas de la lámpara inclinada se ha fundido. ¿Recordáis la lámpara del día dos, no? Esto hoy parece un revival. Vamos a reconstruir una escena cotidiana de La Casa Inclinada, por dar testimonio de como es esto.

RECONSTRUCCIÓN DE UNA ESCENA COTIDIANA EN LA CASA INCLINADA
por dar testimonio de como es esto

Bua, acabo de cambiar de idea y me apetece más hacer un poema.

POEMA DE LA CASA INCLINADA
Acabo de cambiar de idea gente, esto me apetece más

Eh, eh, eh, sí.
Eh, eh, eh, representando.
Dos mil dieciséis. Dos cero uno seis.
Yeah, eh, eh, sí, aquí.
Aquí el samurái inclinado,
eh, aquí, sí,
trayendo la mierda del barrio,
sí, vamos allá.
Está en la calle.

Día veintidós en La Casa Inclinada
empecé a leer este blog y ahora es una pasada.
El tío que lo escribe está como loco
se cree muy outsider y se como los mocos.

Jonpollón no me dejes así
siempre me haces apurar la birra
siempre de un sitio para otro,
eh tío, acaba la birra ya, tenemos prisa.
Jonpollón, piensa un poco en mí,
me fui de casa de papá y mamá
no tengo donde vivir.
No me hagas pegar carteles esta noche, Jonpollón,
quiero descansar y dormir,
y soñar que tengo una zona de confort.
Aunque no todo es tan malo.
Birras y radio mano a mano.

El Señor Primigenio
va de sofá en sofá
es fan de Krahe y es un genio,
duerme en cualquier sitio,
pasa el día rehuyendo el tedio.
Siempre está aprendiendo
cocinando verduritas, es el hombre del milenio.

Y qué me decís de Veganón, eh,
qué me decís.
(la gente eufórica levantando las manos como en Ocho Millas)
Ese tío se alimenta
a base de hortalizas,
nunca come leche o huevo,
él cocina y se organiza.
Y cuando todo va mal
se marca una carta astral.
Te lee el horóscopo o te hace una infusión,
de tila, menta, manzanilla,
o té con limón.

Cuevona siempre está en su cueva,
siempre está en su cueva.
(la gente coreando)
Siempre está en su cueva, siempre está en su cueva.
Siempre está en su cueva, siempre está en su cueva.
Se encontró
un peine con pelos de Negoción
en el refrigerador.
Se olvida de sus cosas y me pide que se las baje en el ascensor.
Samurái, bájame la barik que me la he olvidado.
Bájame la barik que mi mamá me está esperando.

Negoción. Oh, Negoción.
Dónde coño estás Negoción.
Esto se ha ido de las manos,
estoy rapeando en el blog,
marcándome unos versos,
espesos,
traviesos.
Tú hombre de confianza,
asciéndeme a capo, Negoción asciéndeme.
Sabes que soy listo pero poco ambicioso,
sabes que la cago pero intento ser gracioso.
Conduzco tu furgo del punto A al punto B.
Si me echo una lata y se cruza la madera:
me ven, ya no me ven.

TÍPICA TRANSICIÓN PARA DECIR QUE VOLVEMOS AL BLOG
No puedo ser original siempre

Hoy he comido uno de estos.

 

Eran unas tapitas riquísimas que ha hecho el Señor Primigenio. Hamburguesa sobre una base de tomate y aguacate. Mientras la masticaba he salido con Jonpo y hemos ido a una tienda de vinilos.

 

Algún día tendré dinero para comprar vinilos.

Unas cañitas en el jonpobar.


A la tarde he echado currículums y he estado hablando con unos chavales que buscan compañero de piso. ¿Cómo os cuelo este drama así tan de repente? Pues sí, muy pronto me largaré de la inclinada y estas personas dejarán de ser personajes públicos. Que pobrecillos, ¿no? Ya les toca.

Una charla del banco de alimentos, un conciertillo que sin más y me he encontrado con un grupo muy famoso. Los Sick, o los Kitty, o algo así.


De lateo con los Kitty, me han contado movidas de Nueva York en los setenta, que si los garitos eran mejores, que si el aurum valía veinte céntimos. Muy cracks.

Al final nos hemos quedado solos el Señor Maquinita, la Señora Ayala y yo.


Y después me he dado una alegría. Si os soy sincero estoy un poco harto de tanta lenteja, tanto arroz, tanta pasta. Una buena pedrata es lo que mola en la gran gran ciudad. Es una modalidad autóctona de kebab que consiste en meter bien de carne y patatas en un plato. Perdón, pedantes del mundo. Shawarma. Es una modalidad de shawarma. Qué sabana ni qué shawarna. Esto es un kebato hecho y derecho, de toda la vida. Mirad que delicia.

 

La pedrata es escarcha, cerrada y pobre. Escarcha de mis días y de mis noches. Me he pasado, Señor Hernández.

Os diría que mañana viene Negoción pero yo que sé. Ese tío va a su bola, en realidad no le importamos demasiado. No lo necesitamos. Es broma, sí lo necesitamos. Vuelve de una vez.

¡Adiós, gente! ¡Me voy a dormir! ¡Un hifive inclinado!

¡Plas!

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