jueves, 29 de septiembre de 2016

Día 29 - Dojo


TELEVISIÓN MENTAL
 Canal: historia para aficionados flipados.

En el siglo XVII se instauró en Japón una dictadura militar que duró más de doscientos años. El país hasta entonces se había visto envuelto en numerosas guerras civiles entre las diferentes familias de nobles. La figura del emperador es más antigua, pero se considera que su papel siempre fue más testimonial e incluso religioso. Durante esta gran dictadura el auténtico poder político residió en diferentes líderes militares que se fueron sucediendo en el tiempo. Es la conocida época Tokugawa. Lo interesante de esta época japonesa es que durante dos siglos reinó la paz más absoluta en el país. No hubo enfrentamientos dentro de las fronteras y tampoco fuera. La isla de Japón se aisló del mundo y se abasteció a sí misma.

Japón no es un país que me importe más que cualquier otro, pero tenemos que entender que esta situación histórica es, probablemente, única. Esta dictadura bicentenaria tiene unas consecuencias muy interesantes desde un punto de vista literario. Samuráis. Si los samuráis eran guerreros pertenecientes a un linaje y controlados por señores feudales, ¿qué les ocurrió durante esta larguísima época de paz? Para empezar, se cree que dejaron de lado el arco y empezaron a usar las katanas con más asiduidad. Tiene sentido. El arco es un arma más táctica, más propia de grandes batallas. En cambio la katana es un arma asesina, más propia de enfrentamientos pequeños. La paz también fue propicia para el número de mercenarios a sueldo. Los samuráis ya no eran tan valiosos para los grandes señores, imagino que muchos de ellos decidieron salir a buscarse la vida. Se trataba de los ronins. Samuráis sin señor. Aprended esta palabra porque es muy importante para mí. Ronin. Se cree que la mayoría eran bandidos y criminales, aunque algunos ilusos como yo soñamos con que no todos lo fueron.

El bushido, el código del samurái, también es una consecuencia de la época Tokugawa. Conforme las generaciones iban pasando, los guerreros desocupados se iban pervirtiendo. Es ahí donde alguien decide crear un código basado en el honor y la buena conducta. Este código para guerreros es, probablemente, único en la historia. Existió y se aplicó.

Los mitos y las leyendas son muy numerosas. La mayoría se basan en estos dos factores: ronins y bushido.

BLOG HABITUAL
Canal: sensacionalismo y narcisismo.

Los guerreros vagabundos sentimos una gran atracción por el horizonte. Nos gusta marcharnos con un simple adiós y salir a buscar más aventuras. Muchas veces se nos acusa de no inmiscuirnos realmente en los asuntos ni en las vidas de los demás, quizás porque en el fondo somos unos cobardes, quizás porque nos aburrimos con facilidad.

Mañana se acaba el plazo oficial cedido por Negoción para usar su cuarto, plazo que yo pensaba respetar a raja tabla. Os transmito las palabras de algunos de nuestros queridos personajes a este respecto.

JONPOLLÓN: Yo no quiero que te vayas.

VEGANÓN: Si te quedas en La Casa Inclinada no hace falta que pagues, puedes ser nuestro esclavo. Es broma, quédate por favor, te acondicionamos el segundo salón.

SEÑOR PRIMIGENIO: Eres un fiera tío, tú tienes que estar aquí.

SEÑOR GAFAS (pareja de Cuevona): Eres una pieza clave de esta casa.

NEGOCIÓN: Joder tío, te los has ganado a todos. Yo tampoco quiero que te vayas, si hace falta te quedas en mi habitación más tiempo. Compartir mi habitación no es lo que más me gusta del mundo, pero bueno, todos te queremos aquí.

Sí, me han dicho cosas bonitas y yo las he escrito en mi blog, creo que eso me convierte en un narcisista de puta madre. Pero no, no pensemos así. Yo soy un simple cronista. Ellos dicen cosas, yo las escribo. Ellos hacen cosas, yo las cuento. Soy vuestro loco loco cronista y es lo que hay. Yo no hago las reglas.

Que conste que hoy no es la primera vez que menciono al Señor Gafas.

Vamos con un poquito de acción antes de que se me salten las lagrimillas, como alcohólico puedo llorar todo lo que quiera, como samurái ni media.

Ayer hicimos calzoncillada en el salón inclinado.


Yo quería dormir en el salón para no achuchar demasiado a nuestro Negoción, así que planté mi colchón junto al balcón. El sofá es el catre habitual del Señor Primigenio. Jonpollón se apuntó a la movida y a Negoción le pareció la idea del siglo, así que sacó su colchón y lo plantó junto al mío. Cuenta con mi colchón. El Señor Gafas nos sacó la foto. Hablamos un ratillo de nuestras cosas y alteramos un poco las consciencias. Hemos dormido todos más a gusto que San Diós.

Ayer Negoción trajo cosas pendientes de su anterior vivienda, así estaba esta mañana su cuarto.


He recordado con nostalgia aquella vez que lo ordené, allá por el tercer día.

Esta mañana he estado ayudando a Negoción junto con el Señor Golpeador, un colega. El Señor Golpeador y yo hemos hecho punto A punto B durante unas horas. Negoción nos ha pagado con una comida abundante y buena.


Buffet libre, chuletón en el congelador, palabras de amor, qué coño está pasando. No reconozco mi vida. Me dijeron hace un par de semanas que según mi horóscopo, mi nombre tiene que brillar en las estrellas cuando el mes acabe. Avisadme si lo veis. Es broma, no sabéis como me llamo, a lo mejor ni tengo nombre.

Mañana tengo otra entrevista. Seguimos en la trinchera. Saludo nigger inclinado. Bye, bro.

«Si alguna vez la vida
rinde homenaje a tus instintos,
a tus fabuladas argucias
de cazador furtivo,
busca aquel primer gesto
de mujer
que supo hacerse tuyo,
príncipe onírico de locales oscuros
a los que llamas hogar
                reinado
                      u olvido,
y dale honor y reverencia,
pues nada es como se busca
sino como se recibe,
y aunque todo consumo de existencia
presupone la audacia
en que te armas,
la sentencia del tiempo
dejará a la intemperie el rastro
de tus conquistas vanas
                   borrando de memorias
                                        tu leyenda.»
         Javier Asiáin Urtasun

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