viernes, 23 de septiembre de 2016

Día 23 - Jujaneo

NEGOCIÓN: Es como contarle a tu madre cuando empezaste a fumar porros. Tu madre ya imaginaba que la habías liado, pero no se lo habías dicho explícitamente.
SAMURÁI ANÓNIMO: Estoy demasiado borracho para escribir. Estoy un poco pedo, eh, no me van las teclas.
NEGOCIÓN: ¿A qué venía esa metáfora? Ah, sí, estábamos hablando de cuando la liaste.
SAMURÁI ANÓNIMO: Va tío, tenemos un blog que escribir. Piensa que al día nos leen cien personas.
NEGOCIÓN: Yo no tengo un blog, es tu blog. Yo sólo hice un feat, a mí déjame en paz. Vete con tu mierda de mi habitación y déjame dormir. ¿Puedo poner la funda en la mesilla, o también es parte de tu terreno?
SAMURÁI ANÓNIMO: No, la mesilla es tuya, eso lo respeto.
NEGOCIÓN: ¿Y la mesilla de la entrada? Porque veo que está la lata de albóndigas ahí. ¿Puedo dejar ahí cosas?
SAMURÁI ANÓNIMO: En teoría esa mesilla es mía, pero te dejo poner la cartera. Tío, has tirado tu ropa en mi hueco.
NEGOCIÓN: Ah, ¿este es tu hueco?
SAMURÁI ANÓNIMO: Sí tío, este es mi hueco. El tuyo es el que está a la entrada (moviendo ropa de un punto del suelo a otro punto del suelo). Eh, Negoción, no te duermas, que estoy transquibiendo nuestra conversación (Negoción ronca). Tío, ¿estás dormido?

Sí, esta dormido. Está más clavao que un sobre. Increíble, ¿no? Os cuento algunas de las joyitas que nos ha traído Negoción después de tantos días de ausencia.

Joyita número uno: ¿por qué el Señor Sol te ha regalado un vinilo de Eskorbuto? No te lo mereces, no has hecho nada.

Joyita número dos: con ese corte de pelo pareces un niño retrasado.

Joyita número tres: en realidad no eres un samurái, ¿lo sabes, no? Llevas una semana sin una entrevista de trabajo, no eres ningún samurái.

¿Qué le ha llevado a Negoción a decir cosas tan feas? ¿Convivir con dos geeks durante una semana? ¿Celos de mi gran adaptación a la gran gran ciudad y de mi vinilo de Eskorbuto? Sea como sea, yo nunca he leído que los samuráis tuvieran entrevistas de trabajo, así que tranquilos, este tío no sabe de lo que habla. Sé que muchos estaréis pensando: pero que tío tan horrible, que maltratador psicológico. Y sí, en parte tenéis razón. Además me debe dinero. Sí, sí, el tío está a dos velas. Se ha dejado tanta pasta en el jujaneo de Europa del este que se ha quedado seco. ¿Quién lo iba a decir? Negoción debiéndome dinero. Así están las cosas. Los estereotipos se rompen en la Casa Inclinada.

Mirad, hoy no os voy a contar lo que he hecho porque no he hecho nada de provecho. Ya basta de tantas fotos de comida, que si he comido esto, que si he comido lo otro, se acabó. Ya hemos llenado el cupo que internet nos permite. Sin daros cuenta habéis estado siguiendo la dieta de un tío durante más de veinte días. Suficiente.

Venga, va, resumiendo: hemos estado de fiesta, de aquí para allá, bebiendo chupitos de una conocida marca de alcohol. Y mañana es viernes (para vosotros seguramente ya es viernes). El fin de semana es complicado, así que recordadlo. Puede que no haya blog. Un descansito nos sienta fetén. Aún así haré lo posible por darle a la tecla. La expresión darle a la tecla me recuerda a un profesor de la universidad que iba de enrollado y me daba vergüenza ajena. Siento escalofríos al decirla. Darle a la tecla. ¡Uf!

Y sinceramente, no estoy en condiciones de escribir más. Soy humano, estás leyendo una crónica real sobre una persona en situación de inestabilidad. Cuidaos mucho este fin de semana, mirad a los demás a los ojos cuando habléis y manejad los pensamientos como si fueran armas cortantes.

¿Qué les depara el futuro a Negoción y su amigo? ¿Cómo sigue la historia de la Casa Inclinada? Mantente a la espera y lo descubrirás.

¡Chupito inclinado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario